(28-12-2024) Se dio inicio al Año Santo 2025, con una solemne eucaristía celebrada en la Catedral Basílica “Inmaculada Concepción”.
El arzobispo expresó que el Santo Padre Francisco ha querido que, desde el pasado 24 de diciembre hasta el 6 de enero de 2026, día de la Fiesta de la Epifanía, se tenga un año santo que suscite en el corazón de todos nosotros la esperanza cierta de la salvación en Cristo.
En la bula de convocación para este jubileo titulada: «Spes Non Confundit» («La esperanza no defrauda»), el Papa nos recuerda que la esperanza efectivamente nace del amor y se funda en el amor que brota del Corazón de Jesús traspasado en la cruz.
«En un mundo marcado por las guerras, las divisiones, la destrucción del medio ambiente y los desafíos económicos, la esperanza puede parecer difícil de alcanzar, pero no olvidemos que la esperanza cristiana, de hecho, no engaña ni defrauda, porque está fundada en la certeza de que nada ni nadie podrá separarnos nunca del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús», dijo Monseñor Terán.
La Eucaristía, presidida por Monseñor Helizandro Terán, y que contó con la participación del clero local, comenzó con los ritos propuestos para la apertura del Año Santo. En la puerta principal de la Catedral, el obispo diocesano ofició el rito de ingreso solemne al Año Jubilar.
La imagen del Cristo de las multitudes, del artista Manuel de la Fuente, acompañó hasta la puerta de la Catedral y se convirtió en imagen de redención y esperanza para los peregrinos. Ya dentro de la catedral, los peregrinos fueron rociados con el agua bendita, recordatorio del sentido penitencial del peregrinaje en el Año Santo.
“En este Año Santo que hoy inauguramos en nuestra arquidiócesis merideña, no podemos olvidar que el mundo, tal como existe en el presente, no responde al proyecto de Dios. El mundo nuevo que se ha iniciado con la resurrección de Cristo, un mundo nuevo, liberado del mal y del pecado, glorioso y santo, está todavía por llegar en plenitud”, dijo el arzobispo de Mérida en la homilía.
Monseñor Terán, oró para “que este Año Santo 2025 nos ayude a vivir con esperanza, confiando en Dios y perseverando con fidelidad en la fe. Esperar es tener capacidad para ver, aun cuando nuestros ojos no vean. Es recuperar nuestra capacidad de soñar un mundo mejor para todos. Esperar es descubrir y acoger cada día la fuerza de vida de Cristo Resucitado, que hace nuevo este mundo con la fuerza de su Espíritu Santo”.
De esta manera, la Arquidiócesis de Mérida se une a la gran celebración del jubileo de la esperanza convocado por el Papa Francisco para celebrar -con solemnidad- la apertura del Año Santo 2025, año jubilar ordinario en toda la Iglesia.