La conmemoración de la Pasión y Muerte de Jesús tuvo tres momentos: Liturgia de la Palabra, la adoración de la cruz y la sagrada comunión
Prensa Arquidiócesis de Mérida
(19-04-2025) No hubo celebración eucarística en la Catedral; reinaba un silencio lleno de tristeza, el altar estaba sin manteles, sin velas, sin candelabros y sin flores. Se realizó una celebración litúrgica que comenzó con la postración de los sacerdotes como signo de entrega absoluta a la voluntad del Padre.
La conmemoración de la Pasión y Muerte de Jesús tuvo tres momentos: Liturgia de la Palabra, la adoración de la cruz y la sagrada comunión.

En la Liturgia de la Palabra se leyó la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, con la cual revivimos su muerte y su fuerza salvadora.
En la homilía, el Padre José Gregorio Méndez, párroco de la Catedral, expresó que acompañaban a Jesús muerto en la Cruz, que pasa por toda una dimensión de dolor y sufrimiento injusto porque lo condenaron por conveniencia. El mensaje de Jesús no era el que las autoridades de entonces querían escuchar, y por eso lo condenaron y lo mataron.

El párroco de la Catedral se preguntó: «¿Cuántas veces en nuestras sociedades se han cometido injusticias parecidas, condenando a muerte, a la cárcel o al olvido a tantos inocentes? Y hemos pedido, tal vez, el indulto del ladrón, del culpable o del asesino, como en el caso de Barrabás.
En el segundo momento, los sacerdotes entraron por la nave central con la Cruz completamente cubierta; a medida que avanzaban, la fueron descubriendo. Una vez descubierta, se colocó para su adoración por parte de los fieles.

En el tercer momento, se vistió con un mantel el altar y los candelabros fueron colocados nuevamente. El copón con las hostias consagradas que había sido reservado desde el jueves fue llevado desde el Monumento hasta el altar para la comunión de los fieles.
Después de esta ceremonia litúrgica, los padres José Gregorio Méndez y Leonardo Angulo realizaron la lectura y meditación de las 7 Palabras pronunciadas por Jesús en su agonía en la Cruz.

Para culminar el Viernes Santo, se realizó la procesión del Santo Sepulcro y la Virgen Dolorosa por algunas calles del centro de la ciudad.
Una vez más, una hermosa manifestación y devoción de fe del pueblo católico merideño, acompañó a Jesús en su Santo Sepulcro y en su velación en el interior de la Catedral.