La Pascua Juvenil Misionera no solo renovó la fe de los jóvenes, sino que los impulsó a ser testigos valientes del Evangelio en sus comunidades
Prensa Arquidiócesis de Mérida
(23-04-2025) En el marco de la Semana Santa, del 15 al 20 de abril, las Obras Misionales Pontificias (OMP) en Venezuela llevaron a cabo la Pascua Juvenil Misionera 2025, una experiencia de encuentro con Cristo que tuvo como una de sus sedes la ciudad de Mérida.
La actividad fue organizada por Jovenmisión, servicio juvenil de la Pontificia Obra de la Propagación de la Fe, y se desarrolló en las instalaciones del Colegio Sagrada Familia. Contó con la participación de 69 jóvenes provenientes de distintas diócesis y arquidiócesis del país.

Esta iniciativa, que también se celebró simultáneamente en la arquidiócesis de Maracaibo y la diócesis de Maturín, tuvo como objetivo central brindar a los jóvenes una vivencia kerigmática que fortaleciera su amistad con Cristo y su compromiso con la misión evangelizadora de la Iglesia.
En Mérida, el encuentro fue animado por las Hermanas de la Inmaculada y las Hermanas Franciscanas, quienes, junto con el equipo organizador, ofrecieron una experiencia profunda de reflexión, oración, formación y fraternidad.

“Esta Semana Santa fue distinta para mí. Estaba acostumbrado a hacer misiones en mi parroquia, pero esta fue una experiencia formativa, fraterna y espiritual. Me ayudó a renovar mi espíritu misionero y reafirmó mi compromiso de ser ese Cristo que ama hasta el extremo”, compartió Jeremías Pereira, joven misionero de Valera, estado Trujillo.
La programación incluyó charlas formativas, celebraciones litúrgicas propias del Triduo Pascual, dinámicas comunitarias, el sacramento de la reconciliación y espacios de convivencia entre los participantes.

“Esta experiencia extraordinaria estuvo enmarcada en la vida misionera y vocacional, sea religiosa, sacerdotal, matrimonial o profesional. Contamos con el acompañamiento del Padre Duglas Briceño – vicario de comunicaciones de la arquidiócesis- y el valioso apoyo espiritual de las familias del Movimiento de Cursillos de Cristiandad”, afirmó la Hermana Adianez, una de las animadoras de la Pascua.
La vivencia de esta Pascua Juvenil Misionera fue, para muchos de los participantes, un punto de inflexión en su camino de fe. Más allá de las actividades programadas, el verdadero valor del encuentro se reflejó en las experiencias personales que cada joven llevó consigo.
“Llegué con muchas dudas, pero en esta Pascua encontré respuestas en Cristo. Fue una semana distinta, un encuentro íntimo con Dios, donde viví una hermandad verdadera. Cristo siempre nos sorprende con su amor y misericordia, sin importar quién eres o de dónde vienes”, expresó Johanderson Castel, joven de la Diócesis de Acarigua-Araure.
La Pascua Juvenil Misionera no solo renovó la fe de los jóvenes, sino que los impulsó a ser testigos valientes del Evangelio en sus comunidades, reafirmando que “si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe”, pero si vive, entonces la misión continúa.