Padre Edduar Molina
Con el fallecimiento del Papa Francisco comienza este miércoles, 7 de mayo, el agitado e impredecible proceso de elección del nuevo sucesor a la silla de Pedro. La primera votación será por la tarde tras la misa “pro eligiendo pontífice” y bajo el método conocido como cónclave papal, del latín “cum clave”, que significa “con llave”, los cardenales menores de 80 años de edad, un total de 134 electores escogerán por votación secreta al Obispo de Roma.
En el siglo XIII cuando los cardenales electores no lograron elegir un Papa más de dos años después de la muerte de Clemente IV, el magistrado local encerró “a puerta cerrada” a los electores en el palacio episcopal, quitó el techo y no les permitió comer nada más que pan y agua hasta que eligieran al próximo Papa, de allí la tradición del cónclave.
La historia de la Iglesia atestigua que en los principios del cristianismo los papas eran elegidos por las propias comunidades cristianas, el clero local era elector; los obispos vecinos actuaban como presidentes de la asamblea y jueces de la elección; y los laicos indicaban su aprobación o desaprobación de forma muchas veces convulsa.
Fue a partir del decreto de licitud de culto al cristianismo, por parte de Constantino, en el 313 d.C con el edicto de Milán, que el emperador asume un papel en la elección, a menudo presidiendo el proceso y, en ocasiones, imponiendo un candidato. Dos siglos después, los reyes carolingios y los francos recibían la notificación formal de los resultados de las elecciones papales. Lo que permitió que la intervención del poder secular en años posteriores en las elecciones del Romano Pontífice. Fue en el año 1059 cuando el colegio cardenalicio goza de libertad e independencia plena de todo poder temporal para la elección, mientras que el requisito de que el designado fuera católico quedó establecido por una bula de Pablo IV en 1559. La dispensa de ser elector para los cardenales de más de 80 años la impuso Pablo VI en 1970 y la ratificó en 1975.
La legislación canónica no impone requisitos para ser elegido Papa: que los propios del derecho divino para ser Obispo, es decir, ser varón bautizado en la Iglesia Católica con pleno uso de razón. Aunque solo los cardenales son electores en la actualidad. Y a ellos les corresponde mudarse a la residencia de Santa Marta del Vaticano hasta que eligen al nuevo papa. Las deliberaciones se mantienen bajo estricto secreto so pena de excomunión instantánea. Sin poder hacer uso de ningún tipo de tecnologías, periódicos, móviles y contacto con el mundo exterior. De aquí la tradición de la expresión latina “extra omnes” “¡Todos fuera!”. Pronunciada por el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias para indicar que todas las personas ajenas al cónclave deben abandonar la Capilla Sixtina antes de que comiencen las votaciones.
Aunque los demás Pontífices habían superado el límite de 120 establecido, ésta es la primera vez que se celebra un Cónclave con un número que supera el límite: fueron 111 en los dos Cónclaves de 1978, y 115 en los de 2005 y 2015. Otra nota importante es que cuatro de cada cinco cardenales que participarán en el cónclave han sido elegidos por Francisco. El nuevo papa requiere del voto de, al menos, 89 cardenales. Los cardenales electores representan a 71 países, y por regiones están distribuidos así: 52 de Europa, 23 de Asia, 18 de África, 17 de Sudamérica, 16 de América del Norte, 4 de América Central y 4 de Oceanía.
Desde 1878, el lugar elegido para el cónclave es la Capilla Sixtina, el mismo recinto donde Miguel Ángel dejó su huella inmortal “El Juicio Final”.
Una vez iniciado los cardenales cantarán el himno Veni, Creator Spiritus y prestan juramento para dar inicio a la votación, que será una o dos dependiendo del dinamismo con el que avance el protocolo. Las papeletas sólo se quemarán después de dos escrutinios en caso de que sean negativos y no se consigan los dos tercios de los votos, que serían cerca de 88, con la señal de la fumata negra. En caso de haber acuerdo, el nuevo Papa dirá su “sí acepto” y el nombre elegido para su Pontificado y veremos el humo blanco que indica el ¡Habemus papam! Palabra que pronunciará el francés Dominique Mamberti, Prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica y protodiácono, en la plaza de San Pedro. También será el encargado de imponer el palio al nuevo Obispo de Roma durante la misa de inicio de su pontificado.
El cardenal iraquí Louis Raphaël I Sako, Patriarca de la Iglesia caldea, espera sea corto el tiempo de elección. La de Benedicto XVI tomó 24 horas y la de Francisco, 27. El nuevo Papa se espera sea un hombre de fe, pastor con olor a oveja, con su propio estilo busque crear la unidad en medio de la diversidad, tenga valentía de ser instrumento de paz en un mundo agitado por la violencia y que busque el diálogo ante los desafíos de la Iglesia y la sociedad.