Comunicaciones ArquiMérida

Desde mi Parroquia: “El corazón de León”

Padre Edduar Molina

Robert Francis Prevost Martínez O.S.A., es el nombre de pila del nuevo Sumo Pontífice, el número 267 en ocupar la sede Petrina procedente de una familia de migrantes, sus padres Louis Marius Prevost, de ascendencia francesa e italiana; y Mildred Martínez, de ascendencia española. Nació el 14 de septiembre de 1955 en EE.UU. – Chicago y es el menor de sus hermanos Louis y John.

La elección de su Eminencia Robert Francis Cardenal Prevost Martínez, de 69 años, como el nuevo Obispo de Roma, ha llenado de alegría a los católicos y a los hombres y mujeres de buena voluntad en el mundo, pues promete fortalecer y dar continuidad a la línea de su antecesor Francisco, caracterizado por una activa solidaridad y preocupación por los desposeídos, la indefensión de los migrantes y los daños al medioambiente.

Su vida religiosa se inicia en1977 incursionando en la experiencia de vida de la Orden de San Agustín (O.S.A); en 1981 emitió sus votos y su ordenación sacerdotal fue en 1982, posteriormente fue enviado a Roma para doctorarse en Derecho Canónico en la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino.

El Papa agustino forjó una valiosa experiencia misionera en las tierras suramericanas, en el Perú, al mismo estilo de los grandes misioneros como San Francisco Javier, abandonó la comodidad del desarrollo y la academia norteamericana, para consagrarse por entero a la misión de “anunciar el Evangelio en las periferias”, su primer destino Trujillo en 1988, en la misión agustiniana de Chulucanas – Piura donde permaneció por un año; luego le correspondió dirigir el proyecto de formación común para aspirantes agustinos de los vicariatos de Chulucanas, Iquitos y Apurímac. También fue elegido Prior Provincial de la Provincia Madre del Buen Consejo, en su natal Chicago. Sin embargo, ahí no terminaría su relación con el Perú. En el 2014, el Papa Francisco lo nombró administrador apostólico de la Diócesis de Chiclayo. Desde ese cargo, y en señal de compromiso con el país, anunció que se nacionalizaba peruano. Su gestión destacó por la cercanía que mantuvo con los fieles y el impulso de proyectos innovadores en beneficio de los jóvenes, hasta sus desvelos por los migrantes venezolanos, pues para el hoy Papa León XIV, su predicación no se quedaba en las palabras, sino que testimoniaba con los más necesitados organizando los comedores sociales en varios puntos de la diócesis peruana de Chiclayo, donde los pobres más pobres encontraron lo necesario para vivir.

En marzo de 2018 fue nombrado vicepresidente segundo de la Conferencia Episcopal Peruana, al año siguiente Francisco lo designó miembro de la Congregación para el Clero y, en el 2020, Administrador Apostólico de la Diócesis del Callao. En septiembre del 2023, Prevost fue creado cardenal por el papa Francisco y designado prefecto del Dicasterio para los Obispos. Además, el cardenal Prevost también fue nombrado presidente de la Pontificia Comisión para América Latina.

No está de más hacer notar que el nombre que eligió fue el mismo que León XIII, autor de la Doctrina Social de la Iglesia, aportando una clara señal de un nuevo Papa que se ocupará de los más desfavorecidos y descartados, defendiendo los derechos de los trabajadores y planteando el nuevo papel de la Iglesia en la era contemporánea. También el primer Papa en llevar este nombre fue San León Magno (440-461 d.C.), que pasó a la historia por haber persuadido al temible Atila el Huno para que no saquease Roma en el año 452. Su nombre quedó asociado para siempre con el liderazgo doctrinal y la autoridad moral. Rasgos necesarios en estos nuevos tiempos de tantos atropellos a la dignidad de la persona humana y de un real compromiso a ser pastor con olor a oveja, no solo de quienes llevan una cruz al cuello, sino también faro de una humanidad que necesita de una voz profética, en medio de tantos nuevos areópagos como la inteligencia artificial, las amenazas de guerra mundial, las ideologías que matan, el relativismo moral, le flagelo de la migración forzada, entre otros tantos males que nos afligen, pero es el Espíritu Santo quien abre caminos  para construir la Iglesia que soñamos y, por tanto, el Papa que necesitamos.

El Papa León XIV ha enfatizado, en su primera homilía en la eucaristía celebrada este en la Capilla Sixtina con los cardenales: “Son estos lugares en los que la misión es más urgente, porque la falta de fe lleva a menudo consigo dramas como la pérdida del sentido de la vida, el olvido de la misericordia, la violación de la dignidad de la persona en sus formas más dramáticas, la crisis de la familia y tantas heridas más que acarrean no poco sufrimiento a nuestra sociedad. Llevar el Evangelio a los lugares donde no es fácil testimoniarlo y anunciarlo, donde las personas creyentes son obstaculizadas y despreciadas o donde solo se les soporta y compadece”.

Que San Agustín interceda por nuestro Papa León XIV para que su espíritu conciliador y su lucha por “construir puentes” pueda obtener una paz que incluya a todos y un Evangelio encarnado en todos los ambientes.