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Tres seminaristas merideños recibieron la admisión a las sagradas órdenes en el seminario San Buenaventura

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Los seminaristas Manuel Parra, Eduardo Ruíz y José Daniel Arenas recibieron la tarde de este 2 de junio, en el seminario San Buenaventura de Mérida, la admisión a las sagradas órdenes del diaconado y el presbiterado como parte del proceso vocacional que prepara a los futuros sacerdotes de la iglesia merideña

Isvait Toro/Pasante ULA

(03-06-2025) El arzobispo metropolitano de Mérida, Monseñor Helizandro Terán, junto con los sacerdotes del equipo formador encabezado por el padre Ramón Paredes, rector del seminario San Buenaventura, y algunos otros miembros del clero, seminaristas y familiares, celebraron la tarde del lunes 2 de junio la admisión a las sagradas órdenes del diaconado y presbiterado de tres jóvenes merideños que aceptan públicamente el deseo de seguir formándose para en un futuro ser ordenados sacerdotes.

En su homilía, Monseñor Helizandro Terán recalcó la importancia de este paso en el proceso formativo del seminario:

“Mis queridos hijos Eduardo, Manuel y José. Se presentan esta tarde aquí ante el pueblo de Dios y mi persona, expresando el deseo de ser admitidos a las órdenes sagradas. Ustedes han ido haciendo un camino en la experiencia de Dios, para ser llamados a la vida sacerdotal. Pero este camino apenas comienza; están dando un primer paso para dejarse guiar y animar por el Espíritu de Dios y por el evangelio, para seguir adelante en su formación, que depende de la calidad de su relación con el Señor Jesús”.

“Toda vocación es fruto de un diálogo interpersonal en el cual Dios tiene la iniciativa, pero la respuesta a estas palabras depende de cada uno de ustedes. Una vocación está marcada por un servicio y por una misión. La vocación al ministerio ordenado lleva la pasión por evangelizar y ser parte del ministerio de Jesús, sintiendo una profunda pasión por el Reino de Dios, pero también por esta Arquidiócesis de Mérida, por sus pueblos y por su gente”, concluyó Monseñor Terán, invitando a los presentes a reposar en las manos de María Inmaculada, patrona de la iglesia merideña.

Admisión a las órdenes sagradas 

La admisión a las sagradas órdenes del diaconado y presbiterado es un rito que se realiza con la comunidad para manifestar el propósito y el deseo de aquellos que se preparan para el ejercicio del sacerdocio.

Esta liturgia comienza con la presentación de los aspirantes a la iglesia y a su pastor; uno a uno son llamados por los sacerdotes formadores que solicitan al señor arzobispo la admisión de estos aspirantes a las órdenes sagradas.

Terminada la homilía, los aspirantes se acercan al obispo y hacen público su “sí al Señor” a través de una serie de preguntas que demuestran su voluntad de seguir el proceso de formación, que implica tanto lo académico como lo espiritual, para más adelante recibir el ministerio del diaconado y presbiterado.

Sus padres los revisten con la sotana, una prenda de vestir propia de la iglesia que llega hasta los talones y va abotonada por delante de arriba hacia abajo. Para los admitidos es de color negro. 

Sobre la sotana va el roquete, una vestidura blanca con mangas, pero más corta, llegando hasta las rodillas. Estos ornamentos son el signo visible que los identificará, a partir de este momento, en las celebraciones litúrgicas.

José Daniel Arenas, Eduardo Ruíz y Manuel Parra son seminaristas pertenecientes a la Arquidiócesis de Mérida y son cursantes del primer año de configuración -antes denominada etapa de teología- en el Seminario San Buenaventura.