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Arquidiócesis de Mérida, un siglo de fe y servicio en los andes venezolanos

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La Arquidiócesis de Mérida celebra este 2025, 102 años de su elevación a la categoría metropolitana, un hito que marca la consolidación de su influencia espiritual en la región andina. Creada como diócesis en 1778, ha sido faro de fe y esperanza a lo largo de 247 años de historia eclesiástica. Desde 1923, cuando fue elevada a Arquidiócesis, ha transcurrido más de un siglo de fructífera labor pastoral y social

Isvait Toro/Pasante ULA

(24-06-2025) El 11 de junio de 1923, el Papa Pío XI elevó la sede diocesana de Mérida a Arquidiócesis, convirtiéndola en la segunda metropolitana de Venezuela, junto a Caracas. Actualmente, el Arzobispado preside la Provincia Eclesiástica de Mérida, que integra las diócesis de San Cristóbal, Trujillo, Barinas y Guasdualito.

Desde su elevación, destacados pastores han guiado esta Arquidiócesis: Monseñor Antonio Ramón Silva García (1923-1927), Acacio Chacón Guerra (1927-1966), José Rafael Pulido Méndez (1966-1972), Ángel Pérez Cisneros (1972-1979), Miguel Antonio Salas (1979-1991), Baltazar Enrique Porras Cardozo (1991-2023) y monseñor Helizandro Emiro Terán, arzobispo metropolitano de Mérida desde el 7 de febrero de 2023.

Visión pastoral y compromiso social

Monseñor Helizandro Terán Bermúdez, quien asumió el arzobispado a principios de 2023, ha impulsado una visión pastoral centrada en la comunión diocesana y la evangelización.

En un contexto de constantes desafíos, ha fortalecido la figura de los arciprestazgos para facilitar la organización y coordinación entre las parroquias, reafirmando el compromiso y su cercanía con la comunidad.

La Arquidiócesis continúa siendo un pilar fundamental en la vida de los merideños. Muestra de ello es el trabajo que se realiza a través de Cáritas Mérida con programas de asistencia humanitaria, distribuyendo alimentos y medicinas, y apoyando a comunidades vulnerables, mostrando un firme compromiso con los más desfavorecidos.

Además, la iglesia merideña ha puesto un énfasis especial en la formación de nuevos sacerdotes y laicos, consciente de la necesidad de renovar el liderazgo espiritual.

Se han promovido encuentros y retiros, buscando fortalecer la fe y el compromiso de los fieles. La vitalidad de los grupos de apostolado, movimientos laicales y el retorno de comunidades religiosas evidencian esta renovación.

Un siglo de esperanza y bendiciones

Este año jubilar ha traído mucha alegría a la iglesia merideña. Se han realizado diversos jubileos arquidiocesanos, resaltando la importancia de cada integrante de la comunidad eclesial, desde la vida consagrada hasta profesiones como la medicina, seguridad y educación, mostrando la diversidad y unidad de la fe.

El reciente nombramiento del reverendo padre Alexander Rivera Vielma, nativo de La Azulita, como obispo electo para la Diócesis de San Carlos, en Cojedes, llena de profunda alegría y agradecimiento a la Arquidiócesis de Mérida. Esta designación se suma a más de una decena de sacerdotes merideños elevados al episcopado, demostrando la vitalidad vocacional de nuestra región.

Actividades como el Pentecostés arquidiocesano y el tradicional Viacrucis de la Montaña, que este año conmemoró los 40 años de la visita de San Juan Pablo II, han sido signos de comunión.

La visita del Nuncio Apostólico y la inauguración de la Casa Sacerdotal Inmaculada Concepción han revitalizado el llamado a la vocación, reforzando a Mérida como cuna de vocaciones sacerdotales y consagradas.

Además, las exposiciones itinerantes sobre la vida de José Gregorio Hernández y la huella de Madre Carmen Rendiles en la Arquidiócesis (con su obra, el Colegio Nuestra Señora del Rosario) unen a la Iglesia al gozo de todos los venezolanos por sus primeros santos.

Nuestra Arquidiócesis es un baluarte de fe que brilla desde los Andes, un motivo de alegría y una tarea constante de evangelización en cada rincón de su extensa geografía.