Esta festividad es una ocasión especial para conmemorar el amor inmenso y misericordioso de Cristo por la humanidad, simbolizado en su Corazón. Es un momento de profunda devoción, reparación y reflexión sobre el amor divino que se entrega por completo. La fecha de esta solemnidad es variable, ya que se celebra el viernes posterior a la fiesta del Corpus Christi
Prensa Arquidiócesis de Mérida/Isvait Toro – Pasante ULA
(27-06-2025) La devoción al Sagrado Corazón de Jesús se popularizó gracias a las visiones de Santa Margarita María de Alacoque en el siglo XVII, en Paray-le-Monial, Francia. Jesús se le manifestó, revelando su inmenso amor por la humanidad y su dolor ante la indiferencia. En estas apariciones, el Señor mostró su Corazón, invitando a la devoción y a la reparación por las ofensas recibidas.

La imagen que hoy conocemos del Sagrado Corazón proviene de estas revelaciones. Jesús lo presentó expuesto fuera de su pecho, rodeado por una corona de espinas, con una herida abierta y una llama ardiente coronada por una cruz. Esta representación simboliza su profundo sufrimiento y su amor inagotable, invitándonos a acercarnos a su misericordia.
Las promesas del Sagrado Corazón de Jesús
Durante estas apariciones, Jesús no solo expresó su dolor y su amor, sino que también hizo una serie de doce promesas maravillosas a quienes honren y propaguen esta devoción.
Estas promesas constituyen un verdadero tesoro de gracias y consuelo: desde conceder las gracias necesarias para cada estado de vida y llevar la paz a las familias, hasta ser refugio seguro en la vida y en la muerte, bendecir los hogares donde se venere su imagen y mostrar su misericordia a los pecadores.
La más conocida, sin duda, es la promesa de la perseverancia final y la gracia de los sacramentos para quienes comulguen los primeros nueve viernes de mes consecutivos, asegurando que su Corazón será el refugio supremo en el momento de la partida.
Devoción en la iglesia merideña
Cada primer viernes de mes, las parroquias de la Arquidiócesis de Mérida se convierten en espacios de fe y reconciliación. Ofrecen jornadas de oración y confesión ante el Santísimo Sacramento, en honor a las promesas del Sagrado Corazón de Jesús. Es una valiosa oportunidad para un encuentro personal y renovador con Dios.

Asimismo, la imagen del Sagrado Corazón de Jesús en los hogares merideños —ubicada principalmente en las entradas de las casas— es un recordatorio constante de su amor infinito. Representa un signo visible de fe que fomenta la oración familiar y la confianza en Cristo. Esta devoción doméstica transforma el hogar en un pequeño santuario donde se experimenta la cercanía divina.