Prensa Arquidiócesis de Mérida
(05-03-2025) Con un profundo sentido de reflexión, humildad y penitencia, la Arquidiócesis de Mérida celebró con fervor el Miércoles de Ceniza, uno de los días más significativos del calendario litúrgico, el cual marca el inicio de la Santa Cuaresma.
Este tiempo simboliza un periodo de preparación espiritual que los cristianos viven con el objetivo de acercarse a la vivencia del mensaje del evangelio y a la celebración de la Pascua, la fiesta central de la fe cristiana.

La ceremonia de imposición de ceniza se llevó a cabo a lo largo de las parroquias que conforman la Arquidiócesis.
Monseñor Helizandro Terán destacó la importancia de esta práctica como un signo de conversión y un recordatorio de nuestra fragilidad humana.
Durante la ceremonia, el arzobispo enfatizó la importancia de este ritual, recordando que Jesús, después de su bautismo, se retiró 40 días al desierto para ayunar y prepararse para su misión.
«Este periodo de 40 días que estamos llamados a vivir emula los 40 años que el pueblo de Israel pasó en el desierto, un tiempo de formación y purificación», explicó.
La imposición de ceniza no es solo un rito religioso, sino un símbolo profundo. «La ceniza nos recuerda que somos polvo y nuestra fragilidad ante la eternidad. En nuestra debilidad, Cristo debe convertirse en nuestra fortaleza», afirmó el arzobispo.
Este mensaje resuena con el llamado a la conversión que la cuaresma supone, donde, a través de la oración, el ayuno y la penitencia, los cristianos buscan acercarse al amor de Dios y al amor hacia el prójimo.

Al inicio de la Cuaresma, los fieles son desafiados a examinar sus vidas y a reflexionar sobre las actitudes que los separan del mensaje de amor y esperanza que encierra el evangelio.
A lo largo de la Arquidiócesis, las diferentes parroquias llevaron a cabo ceremonias de imposición de ceniza en diferentes horarios, incluyendo visitas a colegios, lo que permitió a los niños y jóvenes participar activamente en el inicio de este periodo sagrado.
La Cuaresma no es solo una acción o signo, sino que es un periodo de conversión auténtica.
“Entonces este tiempo de cuaresma, tiempo de penitencia, tiempo de reflexión, no es solo una acción, es tiempo de reflexionar sobre nuestras actitudes, de reflexionar cuáles son nuestros valores ideales, que nos sirva para reflexionar en qué medida nos acercamos a la única palabra de vida que es Cristo Jesús”, enfatizó el arzobispo de Mérida.
Asimismo, a lo largo de estos 40 días, se invita a los fieles a que realicen acciones conscientes que enriquezcan su vida espiritual y sirvan a la comunidad. Esto puede incluir actos de caridad, momentos de oración y un compromiso real con los valores del evangelio.
El mensaje de transformación y renovación personal resonó en cada una de las iglesias de la Arquidiócesis, donde los fieles renovaron su compromiso de conversión y se prepararon para vivir intensamente los días de la cuaresma.
Este período no solo invita a la reflexión individual, sino que también llama a la comunidad a unirse en un camino de fe, amor y solidaridad, recordando que cada gesto de amor hacia los demás es un paso hacia la vivencia del evangelio.
A medida que la comunidad de la Arquidiócesis de Mérida inicia este camino cuaresmal, se invita a todos a unirse en oración y reflexión, recordando que cada pequeño paso en la fe es una contribución al gran viaje espiritual hacia la celebración de la Pascua, donde se recuerda la Resurrección de Cristo y la promesa de una nueva vida.