Padre Edduar Molina Escalona
La misión de los nuncios apostólicos, como pastores y diplomáticos, conocedores de los tejidos internos de la realidad en cada país, en los que se hacen presentes como promotores de los intereses del Reino de la paz y la justicia presente, resulta compleja y a la vez fecunda.
A lo largo de su presencia en Venezuela, como decanos del cuerpo diplomático, han testimoniado con sus vidas y misión, ardor misionero, valoración y esfuerzo en construir puentes de encuentro y dialogo. Sin olvidar el contacto directo con las comunidades, con las que han compartido gozos, esperanzas y sus profundas y sencillas manifestaciones de piedad popular. Pero, sobre todo haciendo resonar la palabra de esperanza y la cercanía paternal del Santo Padre en esta tierra de gracia, que venera con profunda gratitud al sucesor de Pedro.
Nuestra Mérida serrana ha sido bendecida al recibir en numerosas ocasiones a los representantes pontificios; algunos registrados en las memorias del archivo arqudiocesano, otras veces por la memoria de la gente sencilla que les recuerda con afecto y gratitud. Entre ellos, Monseñor Felipe Cortesi, Nuncio en nuestro país entre 1921-1926. Por relatos orales se conoce que recorrió la carretera trasandina hasta tierras tachirenses de San Antonio.
A nuestra Mérida llegó el 26 de agosto de 1926, según consta en la Sección 45B “Libros Varios” de nuestro Archivo Arquidiocesano. Con gesto de fina cortesía y gran reverencia por parte de nuestro primer Arzobispo. Monseñor Antonio Ramón Silva, reza así el acta: “hizo su primera visita el Excelentísimo e Ilustrísimo Señor Dr. Felipe Cortesi, Nuncio Apostólico en Venezuela; y en este acto tomó asiento en el venerable “canapé” del Obispo de Jericó, al lado del Excelentísimo Señor Arzobispo de Mérida, Doctor Antonio Ramón Silva, quien dispuso que el nombre del Excmo Sr. Cortesi se grabe también en dicho mueble para perpetua memoria, en honor del Ilustre huésped se tocaron por breves instantes las campanas milenarias del museo”.
Testimonios orales revelan que en tiempos del Arzobispo constructor Monseñor Acacio Chacón Guerra nos visitó el entonces Nuncio, Monseñor Fernando Cento (1926-1936). Igualmente, para conmemorar las bodas de plata Episcopales del Arzobispo Chacón, visitó a Mérida el Episcopado Nacional, en compañía del Señor Nuncio Monseñor Armando Lombardi (1950-1954). En las páginas del boletín del archivo se reseña su visita a las comunidades de Ejido, Santa Cruz de Mora y Tovar, la capital del del Valle del Mocotíes, que igualmente fue visitada por su sucesor Monseñor Sergio Pignedoli en 1954.
Otra de las inolvidables páginas eclesiales de la Mérida serrana fue sin duda, la visita y Conferencia de los Obispos venezolanos reunidos en San Javier del Valle en 1957, junto al representante del Papa Monseñor Rafael Forni. Un año después regresa para oficiar la consagración episcopal de Monseñor José Rafael Pulido Méndez, en la Catedral, aún sin terminar.
El recordado Embajador de la Santa Sede en Venezuela Monseñor Luigi Dadaglio (1960-1967), asistió nuestra capital con motivo de los ochenta años de vida del Patriarca de los Andes Monseñor Acacio Chacón Guerra.
Para octubre de 1969, el representante de su Santidad, Pablo VI, Monseñor Felice Pirozzi (1967-1970), concurre a la sede arzobispal merideña, para la toma de posesión del cuarto Arzobispo, Monseñor Ángel Pérez Cisneros. Tres años después, en septiembre de 1972, el Nuncio Monseñor Antonio del Giudice (1970-1974), presidió la consagración del nuevo Obispo de San Fernando de Apure, Monseñor Roberto Dávila.
En dos oportunidades se hizo presente en Mérida el italiano Giovanni Mariani (1975-1978), la primera en 1976, para unirse a los festejos de las bodas de oro episcopales de monseñor Chacón y un año después con motivo del bicentenario de la erección de la Diócesis de Mérida.
Al tomar posesión nuestro quinto arzobispo, en septiembre de 1979, el venerado Monseñor Miguel Antonio Salas, nos visitó el representante Pontificio, Monseñor Ubaldo Calabresi (1978-1981). Regresó en 1980 para la consagración episcopal del recién designado obispo de Calabozo Monseñor Helimenes Rojo.
Monseñor Luciano Storero (1981-1990). Fue el nuncio delegado para conferir el palio arzobispal a Monseñor Salas en junio de 1982. Retorna a Mérida en plena misión nacional preparatoria a la visita del Romano Pontífice en noviembre de 1984. Participó también de la memorable visita de San Juan Pablo II en enero de 1985. Y un año después viene a Mérida a unirse a los festejos por las bodas de plata episcopales de Monseñor Salas.
El inolvidable Monseñor Oriano Quilici (1990-1997), estuvo en Mérida en tres ocasiones. En 1990 para elevar a Basílica menor nuestra hermosa Catedral. Al año siguiente en diciembre de 1991 para la toma de posesión del Sexto Arzobispo Monseñor Baltazar Porras y un año después se convirtió en el primer Nuncio Apostólico en visitar los apartados Pueblos del Sur. Fecundo fue su paso por El Morro, Aricagua y Canaguá. En mi recuerdo de seminarista menor tuve la gracia de recibirlo en mi pueblo, dejando una siembra fructuosa de vocaciones y reimpulso misionero. También visitó el Santuario San Buenaventura de Ejido y la Iglesia de San Miguel de El Llano.
Le siguió Monseñor Leonardo Sandri (1997-2000). Recorrió Mérida en tres oportunidades, la primera en mayo de 1999 para la fiesta de San Isidro Labrador en Timotes, con 150 yuntas de bueyes. Primer representante papal en subir a nuestro sistema teleférico, estación Loma Redonda, desde donde contempló la ciudad puesta en lo alto de un monte. La segunda a finales de diciembre de ese mismo año para acompañar la tradicional fiesta de San Benito de Palermo en el páramo merideño en Timotes y Chachopo, y al año la festividad de Santa Lucía de Timotes.
De gran valoración positiva el paso profético por nuestra patria de Monseñor André Dupuy (2000-2005), en momentos de vientos huracanados en la relación Iglesia-Estado. Dejó su impronta de mediador de paz y respeto por la Institucionalidad, visitó Mérida en dos ocasiones llevando su mensaje de esperanza a la población de Timotes.
Con motivo de celebrarse en Mérida el Congreso Internacional Centenario del Archivo Arqudiocesano del 5 al 11 de noviembre de 2005 nos visitó Monseñor Giacinto Berloco (2005-2009). Recibiendo reconocimientos de la Gobernación del Estado y Alcaldía del Libertador. Volvió en otras dos ocasiones. Se hizo presente en el páramo merideño para presidir las festividades más importantes en Timotes y para presidir la fiesta del Santo Cristo de Aricagua, donde le acompañaron los tovareños Monseñor Luis Márquez Molina y su amigo Nilson Guerra Zambrano.
El hasta hace poco Secretario de Estado del Vaticano y Cardenal Elector en el reciente cónclave, Su Eminencia Pietro Parolin (2009-2013), demostró su admiración y afecto por nuestra gente sencilla, con récord de visitas a nuestra Arquidiócesis. En tres ocasiones solo en el año 2010, en enero para presidir los actos conmemorativos a los 25 años de la Visita de San Juan Pablo II a Mérida, participando también de la paradura del Niño del palacio Arzobispal. En el seminario confirió el ministerio del acolitado a tres seminaristas, presidió en La Hechicera y en el valle del Chama. La segunda para el día de San Isidro Labrador en Timotes, el 15 de mayo y el 29 de diciembre para presidir san Benito del Palermo en el páramo. Retorna a Mérida el 13 de diciembre de 2011 para la festividad patronal de Timotes, Santa Lucía. Culminando su última visita en 2013, el 24 de mayo para el aniversario de la elevación a Basílica en Timotes y el 26 de mayo para con la consagración del Templo Parroquial de Santiago Apóstol de La Punta en Mérida.
Con motivo de celebrarse en Mérida los 30 años de la visita de san Juan Pablo II, nos visitó el 28 de enero de 2015 el querido Nuncio Aldo Giordano (2013-2021). para presidir la solemne eucaristía. Asimismo, visitó el Palacio, archivo y museo arquidiocesanos, el centro de pastoral y la Catedral, junto a la Universidad y la Gobernación del Estado. Al salir a la plaza Bolívar bendijo nuevamente el Araguaney que sembró Juan Pablo II. Y se trasladó a la aldea Capaz y el pueblito de Jají, siendo recibido con gran fervor y alegría por su gente. En una segunda oportunidad, septiembre de 2015, dedicó su visita al Valle del Mocoties para presidir en Tovar la solemnidad de Nuestra Señora de Regla, y por tercera vez regresa a Mérida, en 2018, para presidir en Bailadores la solemnidad de Nuestra Señora de Candelaria. La cuarta ocasión estuvo marcada por los actos festivos para recibir a nuestro Arzobispo Cardenal Porras Cardozo, el 3 de diciembre de 2016. Su última visita a nuestras montañas andinas fue a Mucuchíes en ocasión de la fiesta de San Isidro Labrador.
En el año jubilar de la esperanza nuestra Iglesia merideña se alegra al recibir desde el 16 al 19 de junio de este año, a su Excelencia Monseñor Alberto Ortega Martín, actual Nuncio de su Santidad en Venezuela. Damos gracias por este servicio al que san Juan Pablo II llamó: “la diplomacia del Evangelio”. Junto al llamado del Papa León XIV al cuerpo diplomático: “Su presencia hoy es un don, que permite renovar la aspiración de la Iglesia de alcanzar y abrazar a cada pueblo y a cada persona de esta tierra, deseosa y necesitada de verdad, de justicia y de paz”. Bienvenido Señor Nuncio!.
Mérida, 16 de junio de 2025.