Con la Eucaristía presidida por Monseñor Helizandro Terán desde el Santuario de San Buenaventura en Ejido, se celebró al Doctor Seráfico. Fue una conmemoración llena de fervor y alegría, marcando un momento de profunda devoción para la comunidad, que se unió para honrar la vida y el legado de su patrono
Isvait Toro/Pasante ULA
(15-07-2025) El Santuario San Buenaventura de Ejido congregó a los ejidenses para celebrar a su patrono con una Eucaristía presidida por Monseñor Helizandro Terán, junto al padre Olivo León, rector del santuario, miembros del clero merideño y los nuevos diáconos transitorios y seminaristas, quienes también celebraron al santo.

En su homilía, Monseñor Helizandro Terán reflexionó sobre las lecciones de vida de este santo doctor de la Iglesia, de quien se dice que San Francisco lo curó de joven y que es autor de su biografía oficial. San Buenaventura tuvo una profunda comprensión de la vida espiritual y la teología, ayudándonos a entender lo que significa ser un seguidor de Jesús.
Profundizando en la vida del Doctor Seráfico, Monseñor resaltó cuatro prácticas para alcanzar la santidad. Primero, subrayó la importancia de evitar el pecado, pues San Buenaventura afirmó que este deforma nuestra naturaleza. «Cuando nos entregamos al pecado, abusamos de ese don de libertad que Dios nos dio», recordó.

En segundo lugar, instó a «orar para recibir la gracia restauradora», explicando que «donde el pecado forma parte de nuestra naturaleza, la gracia de Dios restaura nuestra humanidad. Así que cuando asistimos a misa, debemos orar para que el Señor use este tiempo para purificarnos y restaurarnos».
El arzobispo invitó a «meditar para recibir conocimiento iluminador» como el tercer paso para alcanzar la vida eterna. «Leamos las escrituras y pensemos en su significado, pensemos en la vida de Jesús, en lo que nos enseña con su propio sufrimiento. Debemos tomar un tiempo para meditar cada día», añadió.
Finalmente, presentó la contemplación como el cuarto paso. Explicó que no significa tanto pensar en Dios, sino enfocar el corazón y la mente en Dios mismo. «Es un acto que nos permite elevar nuestra atención hacia Él y llenar nuestro corazón de fe, esperanza y amor».

En sus palabras de agradecimiento, Monseñor hizo un llamado a orar también por las vocaciones a la vida sacerdotal, ya que en la Arquidiócesis, bajo el patronazgo de San Buenaventura, se forman los próximos pastores. Agradeció la presencia de los formadores, seminaristas y, de manera especial, la de los dos nuevos diáconos en esta significativa celebración.
Por su parte, el padre Olivo León agradeció a todos los que hicieron posible el éxito de la celebración. Pidió oración para que muy pronto el santuario sea elevado a Basílica Menor. Este es un título honorífico especial que el Papa otorga en reconocimiento a su importancia histórica, arquitectónica, litúrgica o espiritual.