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San Ignacio de Loyola, Un legado que ilumina la fe de los merideños

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Desde la casa de retiros San Javier del Valle, la comunidad de la Compañía de Jesús en Mérida se unió en una emotiva celebración para honrar a San Ignacio de Loyola. El encuentro, marcado por la reflexión y la oración, recordó la vida del fundador de esta orden, cuyo legado espiritual sigue inspirando a la Iglesia

Isvait Toro/Pasante ULA

(02-08-2025) La comunidad de los jesuitas rindió homenaje a su fundador en una reunión dedicada a explorar la biografía de San Ignacio de Loyola. El evento, que se llevó a cabo en la casa de retiros San Javier del Valle, comenzó con la proyección del video «¿Qué puede enseñar San Ignacio de Loyola a un joven de hoy?», obra de José María Rodríguez.

Posteriormente, la celebración de la eucaristía estuvo presidida por el Arzobispo Metropolitano de Mérida, Monseñor Helizandro Terán, quien compartió una visión personal del santo, una figura que redescubrió en su paso por la Universidad Gregoriana de Roma, donde redescubrió a este santo como el artífice de una profunda espiritualidad basada en la «experiencia de Dios».

Monseñor Terán subraya que la esencia de los Ejercicios Espirituales es el discernimiento, «el poder escuchar y reconocer la voz de Dios en medio del bullicio de la vida diaria».

Una tarea ardua, porque a menudo «no sabemos gastar o perder tiempo con Dios». Esta práctica, tan arraigada en la fe ignaciana, es vital para quienes buscan orientar su vida diaria según la voluntad divina, señaló el prelado.

El arzobispo profundizó en una de las frases más emblemáticas de San Ignacio: «encontrar a Dios en todas las cosas». Para él, esta sentencia no es solo una idea bonita, sino que debe generar en nosotros «el cultivar una visión sacramental del mundo». Esto implica reflexionar sobre nuestros pensamientos y emociones, y ver la presencia de Dios en la belleza de la naturaleza y en las personas, incluso en aquellas «que a veces no son tan buenas».

Monseñor Terán concluyó reflexionando sobre la espiritualidad ignaciana, que «nos lleva a descubrir que somos frágiles, que somos débiles». Sin embargo, esta fragilidad no es un obstáculo, sino un punto de partida para seguir a Jesús. «Somos amados en nuestras debilidades», afirma, y enviados a colaborar en la misión de un Reino de «verdad y de la vida, de la santidad y la gracia, de la justicia, del amor y de la paz».

¿Quién fue San Ignacio de Loyola?

Fue un militar español que, tras ser gravemente herido en la batalla de Pamplona en 1521, experimentó una profunda conversión espiritual durante su convalecencia. Dejó atrás su vida de caballero para dedicarse a la fe, peregrinando a lugares santos y retirándose a Manresa, donde tuvo experiencias místicas que sentaron las bases de su obra principal, los Ejercicios Espirituales.

Posteriormente, estudió en varias universidades y, en 1534, fundó la Compañía de Jesús junto a un grupo de compañeros. Esta nueva orden religiosa se caracterizó por su estricta obediencia al Papa, su enfoque en la educación, la misión evangelizadora y la promoción de la justicia. San Ignacio dedicó el resto de su vida a consolidar la Compañía, convirtiéndose en su primer Superior General y dejando un legado que sigue influyendo en la Iglesia y la sociedad.