La capilla San José de la Sierra fue escenario de una celebración llena de fe, donde, además de conmemorar a su patrona, hubo renovación de votos de varias religiosas y el agradecimiento por medio siglo de consagración
(30-08-2025) El sábado 30 de agosto, la Congregación de Hermanas Dominicas de Santa Rosa de Lima celebró con profunda alegría la fiesta de su patrona en la Capilla San José de la Sierra.
La jornada estuvo marcada por la Eucaristía solemne en la que se vivieron momentos significativos de consagración y renovación del compromiso religioso, bajo su lema “La predicación expresada en misericordia”.

En esta ocasión, una hermana realizó su primera profesión religiosa, emitiendo públicamente los votos de pobreza, castidad y obediencia, comprometiéndose a seguir más de cerca a Jesús desde la espiritualidad dominica. Con gran emoción, recibió los signos propios de la vida consagrada: el velo, el crucifijo y las constituciones de la congregación, símbolos de fidelidad, entrega y servicio a la Iglesia.
Asimismo, la comunidad celebró con gratitud y esperanza la renovación de votos de seis hermanas, quienes reafirmaron su compromiso de vivir los consejos evangélicos en fidelidad a su vocación.

La jornada también incluyó un acto de profundo reconocimiento: tres hermanas cumplieron 75 años de vida consagrada, ejemplo de perseverancia, amor y entrega al servicio del Evangelio, sumándose a la celebración de los 50 años de consagración de otra hermana, símbolo de fidelidad y testimonio.
La Congregación de Hermanas Dominicas de Santa Rosa de Lima forma parte de la gran familia dominica fundada por Santo Domingo de Guzmán en el siglo XIII, con la misión de predicar el Evangelio, vivir en comunidad y servir a la Iglesia en distintas áreas, especialmente en la educación, la pastoral y la promoción humana.
Inspiradas en Santa Rosa de Lima, primera santa de América y terciaria dominica, las religiosas buscan irradiar el amor de Cristo desde la contemplación y el testimonio de vida.

Durante la homilía, se recordó que la vida consagrada es signo de fidelidad esponsal a Cristo y una entrega generosa al servicio del pueblo de Dios. El celebrante invitó a las hermanas a vivir su vocación con alegría y radicalidad evangélica, recordando que su consagración es una forma de maternidad espiritual que da vida a la Iglesia y al mundo.
La predicación destacó que, así como las vírgenes prudentes del Evangelio esperaban al Esposo con las lámparas encendidas, también las consagradas están llamadas a vivir en constante vigilancia y fidelidad, ofreciendo su vida como un testimonio luminoso de amor a Cristo.

Con cantos, oraciones y gran participación de la comunidad, las Hermanas Dominicas de Santa Rosa de Lima renovaron una vez más su deseo de seguir siendo “luz en el mundo” desde el carisma de la predicación expresada en misericordia.