Fieles y sacerdotes merideños vivieron una jornada de profunda esperanza y renovación en la localidad de Isnotú, estado Trujillo, cuna de San José Gregorio Hernández Cisneros
Prensa Arquidiócesis de Mérida
(2-11-2025) En el marco de la celebración de la canonización de los primeros santos venezolanos, se llevó a cabo el sábado 1 de noviembre, en el marco del día de Todos los Santos, la Fiesta de la Santidad en Isnotú, estado Trujillo, contando con la participación de sacerdotes, comunidades y peregrinos de la Arquidiócesis de Mérida.
Desde muy temprano, los feligreses merideños se desplazaron hasta Isnotú para unirse a los actos programados. La jornada incluyó un recorrido por el Museo de San José Gregorio Hernández y por el Santuario del Niño Jesús de Isnotú.

Allí estuvieron presentes sacerdotes y grupos de peregrinos de diversas parroquias de Mérida, sumándose a la delegación de obispos que desde el viernes 31 de octubre participaron de las actividades previstas.
Monseñor Helizandro Terán como Arzobispo M;etropolitano de la Provincia Eclesiastica de Mérida participó de esta gran fiesta en la tierra natal del «Medico de los Pobres».

La misa fue presidida por Monseñor Alberto Ortega Martín, Nuncio Apostólico en Venezuela, acompañado por una delegación de obispos venezolanos, del clero de la Diócesis de Trujillo y sacerdotes de la Arquidiócesis de Mérida y otras zonas del país.
En la homilía Monseñor Ortega subrayó que la reciente canonización de San José Gregorio Hernández y de Santa Carmen Rendiles Martínez representa un don para toda la nación, y un llamado a que los fieles viva de manera coherente la fe y el servicio al prójimo.

Por su parte, el Arzobispo Metropolitano de Mérida, Monseñor Helizandro Terán, recordó que Dios nos llama a vivir en Santidad. “Estamos aquí, en esta celebración, en el que hemos renovado nuestra fe, la fe en un Dios que nos llama y que nos pide ser santos. Y hoy, fiesta de todos los santos, es el llamado que nos hace Jesús a ser santos como el Padre eterno lo es. Por eso, celebrando nuestra fe, celebramos nuestro compromiso de querer ser santo. Eso le pido yo a toda la feligresía tan amada (…) pues le pido con el corazón que sea santos.”
Esta gran Fiesta de la Santidad permitió a los peregrinos merideños compartir momentos de fraternidad, intercambio de testimonios y compromiso pastoral. Muchos renovaron su deseo de seguir el ejemplo de los santos recién canonizados, integrando la santidad como estilo de vida.