Con profundo espíritu de fe y tradición, las parroquias de la Arquidiócesis de Mérida celebraron con alegría la festividad de San Isidro Labrador, patrono de los agricultores. En cada rincón del campo merideño, la devoción se manifestó en misas, procesiones y bendiciones, reafirmando el vínculo entre la espiritualidad y la vida agrícola. Una jornada de oración y esperanza que une a las comunidades en su amor por la tierra y su gratitud por la abundancia