Por años, los terrenos permanecieron bajo la modalidad de comodato
Por años, los terrenos permanecieron bajo la modalidad de comodato
El Jubileo, que ocurre cada 25 años, no es solo una celebración, sino una invitación a todos los fieles para profundizar en su relación con Dios.
La Pastoral Familiar continúa trabajando en diversos programas e iniciativas que buscan fortalecer los lazos familiares y fomentar la esperanza en los corazones de las comunidades de la arquidiócesis
Las mujeres de Mérida hicieron de este jubileo su verdadero jubileo; la organización, las lecturas, el coro y la procesión de entrada con la cruz fueron realizados con el protagonismo de ellas mismas, adelantándose al rol de las mujeres, como lo afirmó el arzobispo, en tiempos de Jesús de Nazaret.
En su homilía, Mons. Helizandro invitó a los presentes a mirar hacia el futuro con fe, desafiando los retos de la sociedad actual y colocando a Cristo en el centro de sus vidas.
William Rosales, párroco de Timotes, manifestó que “este año jubilar nos invita, como zona pastoral, a vivir un encuentro renovado de compromiso, siendo verdaderos testigos de amor y de misericordia”.
Esta visita de Monseñor Helizandro a las aldeas de Mucutuy representa un hito en la historia de la arquidiócesis, reafirmando su compromiso de acercarse a las comunidades rurales y fomentar la unidad y el desarrollo espiritual en la región.
Durante el encuentro, representantes de las diócesis de San Cristóbal, El Vigía - San Carlos del Zulia, Trujillo y la arquidiócesis de Mérida, que fungió como anfitrión, se sumergieron en el estudio de la bula del Papa centrada en el Jubileo de la Esperanza.
La misa fue presidida por el Padre Luis Sánchez, párroco de esta iglesia, donde se conmemoró la vida y el ejemplo de este joven de 14 años, quien defendió su fe hasta el martirio.
Los vasallos llenaron las calles de alegría y colorido para acompañar a la Santa Patrona de esta comunidad
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