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Parroquia San Juan Pablo II de El Molino recibe reliquia de primer grado del santo pontífice

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Una reliquia es más que un objeto sagrado, es un recordatorio vivo del amor, la humildad y la fe del Papa peregrino, que ahora acompaña de manera especial a toda la comunidad parroquial

Prensa Arquidiócesis de Mérida

(22-09-2025) En un ambiente de profunda fe y júbilo, la parroquia San Juan Pablo II de El Molino celebró este sábado 20 de septiembre la solemne entronización de una reliquia de primer grado del santo papa, convirtiéndose en un acontecimiento de gran valor espiritual para la comunidad.

La jornada comenzó con una procesión desde la comunidad de La Calera hasta el templo parroquial, donde se realizó la lectura del certificado de autenticidad y una oración en común a San Juan Pablo II.

Posteriormente, se celebró la Santa Eucaristía, presidida por el párroco, padre Luis Alejandro Salas, quien agradeció el don recibido: “La reliquia es un regalo del cielo en este Jubileo de la Esperanza y en el año en que recordamos los 40 años de la visita de San Juan Pablo II a Mérida”.

El padre Salas explicó que la reliquia llegó gracias a una petición elevada al Vaticano a través del canciller de la diócesis de La Guaira. La respuesta vino de manos del cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de Su Santidad, quien, en su misión de velar por los vínculos entre la Santa Sede y las Iglesias locales, fue el encargado de hacer llegar este signo precioso de comunión con la Iglesia universal.

Los feligreses recibieron con alegría la noticia. Cristian García afirmó que contar con esta reliquia “es un signo de respeto y gratitud, un verdadero alcance espiritual para todos nosotros”. A su vez, Freddy Molina expresó que este acontecimiento “nos recuerda la luz, la humildad y el amor que caracterizó a San Juan Pablo II, invitándonos a tenerlo siempre presente en nuestro corazón”.

Por su parte, Juan Pablo Guillén, laico de esta comunidad, dio gracias al párroco: “Es motivo de alegría para todos; agradecemos al padre Luis Salas este regalo tan especial”.

De acuerdo con el canon 1190 §1 del Código de Derecho Canónico, las reliquias insignes de los santos deben conservarse y venerarse con especial cuidado, pues constituyen un vínculo visible con la santidad de quienes nos han precedido en la fe. En este sentido, la parroquia San Juan Pablo II asume la responsabilidad de custodiar este tesoro espiritual como un bien de toda la Iglesia.

Este acontecimiento no solo fortalece la identidad parroquial, sino que también renueva en los fieles el compromiso de vivir el legado del Papa peregrino, quien marcó con su testimonio de fe, amor y esperanza la historia reciente de la Iglesia.