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En un encuentro cargado de fe y alegría, la Arquidiócesis de Mérida celebró el Pentecostés Arquidiocesano 2025

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Presidido por Monseñor Helizandro Terán y con una multitudinaria convocatoria en la Plaza de Toros Román Eduardo Sandia, el Pentecostés Arquidiocesano se convirtió en un encuentro de fe, cultura y renovación espiritual

Prensa Arquidiócesis de Mérida

(07-06-2025) Este sábado, la Plaza de Toros Román Eduardo Sandia se convirtió en el punto de encuentro de miles de feligreses que, desde distintas parroquias de la Arquidiócesis de Mérida, llegaron para celebrar Pentecostés, una de las festividades más significativas para la Iglesia Católica Universal.

Acompañando a la feligresía, estuvo el clero merideño, religiosos, religiosas, grupos de apostolado y las diferentes pastorales que conforman el gobierno eclesiástico en la entidad andina.

El encuentro fue amenizado por diferentes expresiones y manifestaciones culturales que crearon un ambiente de júbilo y reflexión, donde la religiosidad y la fe cristiana se hicieron presentes y tocaron el corazón de quienes participaron en la celebración.

El Pentecostés arquidiocesano estuvo presidido por Monseñor Helizandro Terán, arzobispo metropolitano de Mérida, quien entregó a los fieles un mensaje de unidad y renovación espiritual.

«Pentecostés es la ocasión perfecta para fortalecer nuestra comunión y renovar nuestro compromiso con la misión de la Iglesia», expresó Monseñor Terán durante su homilía.

Asimismo, recordó que esta celebración invita a todos los creyentes a profesar su fe en la acción del Espíritu Santo y a hacer suya la invocación “Ven, ven Santo Espíritu”.

«El mismo Jesús pide al Padre el don del Espíritu, lo pide para sus discípulos y es el principal regalo que el Señor nos ha dado en su Pascua. Es cierto que por la misma muerte y resurrección de Cristo hemos sido salvados, pero no podemos olvidar nunca que esta salvación se ejecuta porque Cristo nos deja como don pascual a su Espíritu de Vida, y es este Espíritu de Vida el que nos salva, nos renueva y nos transforma», señaló el prelado.

Monseñor Terán también enfatizó el papel del Espíritu Santo en la vida de cada creyente, recordando que, así como Jesús fue movido e inspirado por el Espíritu, también los fieles deben dejarse guiar por su presencia transformadora.

«No tengamos miedo a que este Espíritu nos cambie la vida, no tengamos miedo a que el Espíritu Santo nos tumbe del caballo, como tumbó una vez a San Pablo, para que se convirtiera. No tengamos miedo a que el Espíritu Santo nos haga semejantes a Cristo, verdadero modelo de lo que significa lo plenamente humano,» expresó.

El arte como testimonio de fe

Los grupos de danzantes también tuvieron la oportunidad de compartir sus experiencias y testimonios sobre el significado de Pentecostés en sus vidas, destacando cómo este encuentro impacta su caminar en la fe.

Elba Rivas llegó a esta celebración arquidiocesana desde Pueblo Nuevo del Sur, específicamente desde la aldea Horcaz.

“Nos sentimos muy orgullosos de estar aquí, en Pentecostés, apoyando a nuestra parroquia, a nuestro sacerdote y a la arquidiócesis de Mérida (…) ha sido una experiencia maravillosa. Pudimos mostrar el baile que cada año, el 15 de mayo, le hacemos a nuestro patrono San Isidro Labrador y el 22 de mayo, a nuestra patrona Santa Rita de Casia”, dijo.

Además de su traje, hecho con retazos de tela, lana y máscaras hechas con cuero de oveja, el grupo de danzantes de la aldea Horcaz lleva en sus hombros una iguana que ellos mismos cuidan con dedicación.

Además de las danzas de Horcaz, estuvo presente el grupo de la Semana Santa Viviente de la parroquia Santa Lucía de Mucuchíes y el grupo Antorcha, de la misma comunidad, agrupaciones de danzas litúrgicas y manifestaciones culturales como los giros de San Benito de La Mucumpate, entre otras.

La celebración del Pentecostés arquidiocesano también fue la oportunidad para que todo el pueblo católico merideño reunido en la Plaza de Toros Román Eduardo Sandia compartiera con Monseñor Helizandro Terán por su cumpleaños.

Pentecostés: un legado de fe y transformación

Pentecostés, una de las celebraciones más significativas de la Iglesia Católica, conmemora la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles y marca el inicio de la misión evangelizadora. Su profundo simbolismo radica en la renovación espiritual y la vocación comunitaria, pilares esenciales para la fe cristiana.

La tradición bíblica describe este acontecimiento como un momento de transformación: los discípulos, antes temerosos, recibieron la fuerza para predicar el Evangelio, trascendiendo barreras lingüísticas y culturales. En este sentido, Pentecostés no es solo un acto litúrgico, sino un llamado permanente a la comunión y la misión de la Iglesia en la sociedad.

Esta gran asamblea convocada por primera vez en la Iglesia Católica merideña combinó devoción, arte y tradición, convirtiéndose en un espacio de inspiración para todos los creyentes quienes reafirmaron el papel fundamental de la Iglesia en la vida de los merideños.