Padre Edduar Molina
Con gran alegría nuestra Arquidiócesis de Mérida celebró el Jubileo de Monaguillos este sábado, 9 de agosto, en los espacios del Seminario Arquidiocesano “San Buenaventura”, donde unos 465 servidores del altar. bajo la guía de nuestro Arzobispo Metropolitano, Monseñor Helizandro Terán; el padre Jhon Chacón, sacerdote asesor de la Pastoral de los Monaguillos; junto a un nutrido grupo de sacerdotes del clero merideño, acompañamos a quienes sirven al Señor con tanta dedicación y generoso compromiso de fe.
Durante este año la Iglesia Universal celebra el Jubileo, por eso los Monaguillos se hacen peregrinos de esperanza, con su servicio en los oficios litúrgicos haciendo de la eucaristía el centro y culmen de su vida cristiana, toda una verdadera experiencia de fe, además de cuidar y dar brillo a la celebración eucarística.
Desde muy tempranas horas de la mañana los monaguillos, procedentes de toda la geografía merideña, arribaron a nuestro Seminario para vivir un día diferente marcado por la compartir experiencias del servicio en la celebración de los misterios santos, recibir formación litúrgica, orar como una sola familia delante del Señor sacramentado y disfrutar la alegría de los juegos y dinámicas preparadas por el apoyo del equipo de Samuelitos y seminaristas presentes.
También fue oportuno reconocer el trabajo de la Hna. Teresita Medina en dar vida y acompañar en nuestra Arquidiócesis la Pastoral de los Monaguillos reflejando, así, el compromiso de nuestra Iglesia local con la formación y animación de los servidores del altar, quienes son protagonistas de participación y comunión en este tiempo de sinodalidad en nuestra Iglesia Universal.
Una gran procesión de casi 500 monaguillos, desbordaron las calles del centro de la ciudad, para llegar a nuestra Basílica Menor de la Inmaculada Concepción y cruzar la Puerta Santa en medio de cantos y alabanzas, oraciones y vivas precedidos por la Cruz Jubilar.
Al inicio Monseñor Helizandro les dio palabras de bienvenida, para luego comenzar la solemne misa, en su homilía destacó la importancia de este apostolado del altar, que no se puede reducir a “tocar una pequeña campana, sino a esforzarnos en hacer crecer la amistad con Jesús, a esforzarse por brindar con decoro y disciplina la mejor liturgia, o acciones del Señor para una triple misión: servir, como el mejor modo de imitar al Señor que no vino a ser servido sino a servir; peregrinos de la esperanza, como esa misión de todo monaguillo de contagiar la alegría que produce la cercanía de estar con el Cristo Vivo; y, por último, formar ciudadanos constructores de país: El monaguillo por medio de un proceso formativo recibe el germen de los valores ciudadanos y cristianos que lo capacitan para ser y actuar como un verdadero constructor de país, con valentía, con sueños, que buscan la paz, respetan la vida y aman sin exclusión.
El recordado Papa Francisco lanzó una invitación contundente, con motivo de la XXV Peregrinación Nacional de Monaguillos al Santuario de Fátima, Portugal en mayo de 2021, el Papa envió un especial mensaje: “querido Monaguillo, no te dejes caer en la mediocridad, que nos rebaja y nos vuelve grises. Pero la vida no es gris, la vida debe apostar por grandes ideales, ¡sigue irradiando a tu alrededor la luz y la esperanza que vienen de Dios! Como saben, esta esperanza no defrauda; ¡nunca defrauda! Con Dios nada se pierde, pero sin él todo se pierde.”
En la Asamblea Eclesial de América Latina “hacia una Iglesia sinodal en salida a las periferias”, se nos invita a asumir el reto de evangelizar la cultura de la virtualidad, hoy vemos con alegría como nuestros monaguillos de esta Arquidiócesis, destacan por su enorme creatividad, para una participar de forma más amplia y diversificada de las comunidades eclesiales en los espacios de culto y celebración de la fe.
Asimismo, nuestro Papa León compartió que su madre tenía una rutina especial para despertar a sus hijos: “Nos despertaba diciendo: Vamos a misa. Así que incluso servir en la misa, como monaguillo, era algo que nos gustaba mucho, porque desde pequeño me enseñaron que Jesús siempre está cerca, que el mejor amigo siempre es Jesús”.
Al terminar la eucaristía el Arzobispo compartió con los monaguillos, de modo especial los más lejanos de la geografía merideña, agradeciendo a los párrocos y responsables laicos de esta noble misión de caminar junto a los servidores de los altares de estas cumbres andinas.
Que san Tarsicio patrono de los monaguillos, interceda y acompañe a nuestros pequeños ministros del altar y crezca en ellos el deseo de servir con fidelidad al Señor.